En una escueta comparecencia, la fiscal, Verónica Hernández, anuncia la detención de seis personas relacionadas con los hechos, aunque no explica por qué o cómo fueron detenidas
Las autoridades han encontrado restos de, al menos, 13 cuerpos, este fin de semana, en Poza Rica, en el norte de Veracruz. Los cadáveres, hechos pedazos, aparecieron almacenados en congeladores en dos casas de una colonia de la ciudad. La fiscal de Veracruz, Verónica Hernández, ha explicado además que se ha detenido a seis personas, “presuntamente relacionadas con estos hechos”.
Hernández ha intervenido en la habitual conferencia de prensa de los lunes del gobernador, Cuitláhuac García, de Morena. La fiscal no ha dado más detalles sobre el hallazgo, cómo llegaron las autoridades a las casas con los congeladores, qué supuesta implicación tienen los detenidos con los restos humanos encontrados, etcétera. García ha insistido en que “no se puede hablar de un número específico, pero es probable que ese número cambie”. O sea, que aumente. “Nosotros reiteramos que vamos a seguir proporcionando seguridad a la población en general. No queremos que este ajuste de cuentas de estos grupos delictivos continúe de esta manera. No les vamos a permitir que queden en la impunidad este tipo de acciones”.
Sin informar de qué pruebas le permiten concluir que este tipo de situaciones responden a “ajustes de cuentas”, García ha insistido en que “ya tiene rato que dos grupos criminales que ya están muy enconados, se hacen entre ellos. Ellos atentan contra personas inocentes también. Porque una vez se fueron contra el hijo de uno de ellos. ¿Qué culpa tiene?”, ha explicado.
La violencia arrecia en el norte de Veracruz, a un ritmo parecido al del centro y sur de Tamaulipas. Si en el Estado fronterizo, los enfrentamientos entre grupos criminales han sido habituales en los últimos meses, sobre todo en las zonas aledañas a la carretera que une Ciudad Victoria con Matamoros y Reynosa, delincuentes han elevado el perfil en la gran mancha urbana del norte de Veracruz, principalmente en Poza Rica, Tihuatlán y Papantla. Ataques a balazos en bares, desaparecidos y cuerpos mutilados abandonados en cualquier lado han vuelto a ser parte de la realidad en la zona.
Es difícil saber si lo que ocurre en Tamaulipas tiene que ver con lo de Veracruz. Y, si lo hace, a qué nivel ocurre. Estados vecinos, la irrupción de Los Zetas hace 15 años en el primero, tuvo sus consecuencias en el segundo, además de otras regiones aledañas. Durante los Gobiernos de Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, del PRI y el PAN, la situación llegó a ser crítica, con hallazgos de cementerios clandestinos masivos en diferentes puntos del Estado. El descubrimiento paulatino de la colaboración de autoridades, principalmente la policía estatal, con grupos criminales, acababa por dibujar la situación.
En esos años, México atendió a la ubicación de varias de las mayores redes de fosas clandestinas en la historia moderna del país. Todas fueron en Veracruz. Primero, la de Colinas de Santa Fe, en 2016, a las afueras del Puerto, en el centro del Estado. A lo largo de tres años, autoridades y familiares de desaparecidos rescataron de allí, un paraje boscoso y húmedo, los restos de al menos 300 personas. En poco tiempo, colectivos de familiares ubicaron más cementerios cerca de allí. El mayor apareció en Alvarado, unos kilómetros al sur del puerto, con restos de otras 300 personas.
En aquella época, los problemas de violencia e inseguridad eran generalizados en el centro, norte y sur. Con el paso de los años, cierta calma se instaló en Veracruz, tranquilidad rota desde enero, sobre todo en el norte. El primer día del año se saldó con ocho muertos por ataques en bares en Poza Rica. Entre abril y mayo se registraron al menos dos masacres en Tihuatlán. En estos meses, el gobernador, Cuitláhuac García, ha señalado la pugna entre grupos rivales por las economías ilegales en la zona, narcotráfico, extorsión, robo de combustible, etcétera.