Gambon restó importancia a los elogios que recibió por su interpretación y dijo que simplemente se interpretó a sí mismo “con una barba pegada y una larga túnica”
El actor Michael Gambon ha muerto este jueves a los 82 años en el hospital, según ha comunicado su familia en una nota publicada por el diario The Guardian.
Gambon tuvo una larga trayectoria como intérprete en cine, televisión y teatro, pero es recordado internacionalmente por su papel de Albus Dumbledore en las películas de Harry Potter. Asumió el rol del carismático y poderoso mago que encarnaba los más altos valores morales en Hogwarts a partir de la tercera entrega de la serie de ocho películas, tras sustituir al fallecido Richard Harris en 2004. Gambon restó importancia a los elogios por su magistral trabajo tras la muerte del viejo Dumbledore, tan querido por los fans, afirmando que simplemente se interpretó a sí mismo “con una barba pegada y una larga túnica”.
Logró brindar una luz nueva al personaje, manteniendo su esencia mientras le otorgaba un perfil más dicharachero y amable para hacerlo suyo. Fue a Gambon, de hecho, a quien acudió Jude Law en busca de orientación cuando se le encomendó la compleja tarea de encarnar al mago en su juventud en la secuela de la saga Animales Fantásticos, Los crímenes de Grindelwald. La clave para encandilar al público, aconsejó a Law, era presentarse “como un Merlín artúrico, pero con los aires de decadente noble ruso de las novelas de Tólstoi”.
Sir Michael John Gambon –la reina Isabel II lo nombró caballero en 1998 por su aportación interpretativa al Reino Unido- nació el 19 de octubre de 1940 en un suburbio al norte de Dublín, hijo de madre costurera y padre ingeniero, aunque desde los seis años vivió en la Camden Town londinense, donde se trasladó su familia en busca de trabajo al término de la Segunda Guerra Mundial.
Había abandonado la escuela a los 15 años para seguir la estela de su padre como aprendiz de ingeniero, pero rápidamente hizo camino en la actuación, inspirado por estrellas estadounidenses como Marlon Brando y James Dean, que en su opinión reflejaban a la perfección la angustia adolescente.
Graduado en la prestigiosa Royal Academy of Dramatic Art (RADA) de Londres, comenzó a actuar en funciones deteatro a principios de los años 60 gracias al impulso de la compañía Unity Theatre, ubicada en King’s Cross. Tras participar en numerosas representaciones de las principales obras de Shakespeare, llamó la atención de Laurence Olivier, quien le abrió definitivamente las puertas a los grandes teatros. Así, sin dejar de lado a los autores clásicos, se embarcó en proyectos de adaptación de obras contemporáneas de Samuel Beckett y Harold Pinter.
Ya pasada la veintena, Gambon dio el salto a la televisión y el cine. Debutó en la pequeña pantalla con Otelo (Stuart Burge, 1965) y, al cabo de dos décadas encadenando papeles menores, alcanzó el éxito como Philip Marlow en El detective cantante (Jon Amiel, 1986), por la que ganó el BAFTA a mejor actor principal en una serie dramática.
De personalidad traviesa y fantasiosa, lejos de la seriedad impostada del personaje que le hizo célebre, en su círculo tenía fama de inventarse historias con cierta frecuencia. Durante años, mostró a otros actores una fotografía firmada por Robert de Niro que él mismo había rubricado antes de conocer al actor estadounidense. Aquella picaresca sembrada de mentiras le ayudó también al comienzo de su carrera: a los 24 años escribió una carta a Micheál MacLiammóir, empresario de teatro irlandés que dirigía el Gate Theatre de Dublín. La carta iba acompañada por un currículum describiendo una trayectoria teatral prolija y totalmente imaginaria. A los pocos días, fue contratado.
El actor se casó con Anne Miller en 1962. Con ella tuvo a su primer hijo, pero el matrimonio fue desgastándose. Aunque nunca se divorciaron, después se le conoció otra pareja 25 años menor que él, la escenógrafa Philippa Hart, con la que tuvo otros dos hijos.
Con tres premios Olivier en el bolsillo, Michael Gambon se retiró de los escenarios en 2015, al diagnosticársele severos problemas de memoria. No obstante, siguió actuando en cine y televisión hasta 2019. En su extensa filmografía destacan, además de la saga de Harry Potter, otros títulos como El buen pastor (Robert De Niro, 2006), El discurso del rey (Tom Hooper, 2010), El libro de Eli (Albert Hughes, Allen Hughes, 2010), Kingsman: El círculo de oro (Matthew Vaughn, 2017) y Judy (Rupert Goold, 2019), su despedida definitiva del séptimo arte.