Acayucan, Ver. – En la soledad, sin despedirse de su familia que se encuentra a kilómetros de aquí, donde dio su último suspiro, murió, un septuagenario que se dedicó a la venta de cerillos en el crucero de la calle Ocampo con la calle Negrete en el centro de la ciudad.
También se colocaba a vender cerillos en la calle Ocampo frente a la Casa de Cultura, donde se encuentra un tope.
En vida respondía al nombre de Ramón Medina de 74 años de edad, era nativo del país de Honduras y cuando llegó a Acayucan, vivió en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Morelos, en últimas fechas rentaba un cuarto en la calle Moctezuma en el barrio Villalta de esta ciudad.
Cuando llegó a Veracruz, estuvo en el municipio de Jesús Carranza, pero después salió de ese municipio en busca de otra forma de trabajar.
Cojeaba para caminar, lo hacía apoyado de un bastón, muy poco hablaba, lo hacía con quienes conocía, vendía cerillos.
Aunque le decían “Paletero”, algunos le apodaron “Bin Laden”, por su barba canosa, en época decembrina sacaba de una caja de cartón que ocupaba de ropero, un gorro de Santa Claus, que combinaba con su barba, similar al habitante del Polo Norte, lo que hacía llamar la atención.
Su cuerpo fue trasladado al Semefo en la ciudad de Coatzacoalcos para la necropsia de rigor.
Lo más probable es que, nadie reclame el cuerpo, porque su familia, difícilmente se enterará a tiempo, quizás, sea enviado a la fosa común, sin una veladora para enviarle luz y sin una oración para su eterno descanso, así será la despedida de aquel hombre que a paso lento, silencioso vivió sus últimos días en Acayucan.